Una plataforma de investigación sobre el impacto de nuestro consumo.
Según el informe anual del Global Entrepreneurship Monitor (GEM), en España se emprende menos que en otros países de Europa. Margarita Ortiz e Isabel Navarro son las fundadoras de Créate, una organización que trabaja para fomentar en los más jóvenes las capacidades de emprendimiento mediante la experimentación y el aprendizaje por proyectos.
Patricia Ávila.
Los hijos de Margarita e Isabel eran compañeros de colegio. Ambas coincidían de vez en cuando en la puerta y conversaban de manera espontánea sobre los niños, sobre el cole… “Nos contábamos anécdotas que nos habían sucedido con nuestros hijos y las dos estábamos de acuerdo en esa falta de emprendimiento y en la necesidad de potenciar la creatividad”, recuerda Margarita. De aquellos encuentros surgió una gran amistad y un montón de ideas. “Pensamos: ¿Y si diseñamos un proyecto innovador donde el emprendimiento infantil y juvenil sea el hilo conductor?”, continúa.
Y así nació la Fundación Créate, una organización sin ánimo de lucro que investiga, desarrolla e implementa metodologías y herramientas experimentales en la comunidad educativa para su uso en la escuela y en otros ámbitos relacionados con la educación.
“La educación basada en la memorización es importante y necesaria. Pero la creatividad también lo es. Lo ideal es una educación que combine ambas”. Margarita Ortiz es cofundadora y vicepresidenta de la fundación. Curiosa e inquieta desde pequeña, confiesa que el emprendimiento es lo que más le ha divertido a lo largo de su vida personal y profesional: “Pienso que los jóvenes deberían tener la posibilidad de emprender, de innovar y hacer cosas de manera diferente. O para darse contra un muro y volver a empezar, o para darse cuenta de lo que quieren y no quieren. Si no tienes opciones, no hay elección”.
El proyecto Créate nace para fomentar el desarrollo de competencias como la resolución de problemas, el trabajo en equipo, la comunicación… que complementen la educación tradicional. Y desde el principio tuvieron muy claro que la manera de incidir era a través de centros educativos y de manera formal. En palabras de Margarita: “Si tú haces un taller, una extraescolar o un programa solo para unos pocos, no se lo ofreces a todos. En cambio, si es una manera distinta de aprender y de enseñar en las aulas, llega a todos los alumnos”.
En la actualidad desarrollan 7 tipos de programas educativos basados en el “Aprender haciendo”, en el trabajo colaborativo y en el diseño de programas de problema-solución durante el curso académico. Todos ellos con el profesor como impulsor del aprendizaje y la participación de profesionales del emprendimiento como mentores.
“Queríamos unir mundos que normalmente no se unen porque no se da naturalmente”, añade Isabel Navarro. Ella es cofundadora y directora general de la fundación y su experiencia vital –es ingeniera pero siente una gran pasión por la naturaleza, la psicología y las artes– le ha permitido defender que “la ciencia está mucho más unida a la creatividad y a las humanidades de lo que la gente piensa. Y esto va de unir la escuela pública, la concertada y la privada. Profesores que se forman conjuntamente y descubren que tienen dilemas muy comunes”, asegura. Y también lo aplican a la parte profesional: los emprendedores que van a las aulas a compartir su experiencia son de ámbitos muy diferentes: desde la ciencia, la informática, la inteligencia artificial hasta el cine, el teatro, la filosofía… “Todos ellos comparten esas distintas miradas hacia el emprendimiento con los alumnos”, matiza.
Soluciones a problemas del entorno.
El objetivo es dotar de herramientas basadas en la innovación y en el Design Thinking para que los profesores trabajen por proyectos con los alumnos. “Se les plantea un problema y tienen que resolverlo creando un producto. Y lo tienen que hacer en grupo y luego comunicarlo”, explica Isabel. Cada año organizan una feria de emprendimiento e innovación en la que los alumnos exponen sus proyectos ante un público.
“Se trata de fomentar el pensamiento, el descubrimiento, la creación, la resolución a problemas de su entorno… Por ejemplo, diseñar un producto que sea respetuoso con el medioambiente o que ayude a otras personas… Es un acercamiento al mundo real”, profundiza Alicia Palacios, profesora del CEIP Santa Teresa de Jesús de Aranjuez. Es docente desde hace más de 20 años y lleva 6 trabajando los programas de Créate: “Trabajar estas competencias hace que los alumnos aprendan a equivocarse, a empezar de nuevo y favorece muchísimo la integración”.
Una metodología que funciona.
Los 7 programas de la fundación –quinto y sexto de primaria, secundaria y formación profesional– ya se han implantado en casi 500 centros educativos y han participado unos 57.000 jóvenes. Además, desde la fundación, han formado a unos 2.000 profesores y contado con la colaboración de 2.000 voluntarios en España y algunos países de Latinoamérica.
“Yo diría que uno de los motivos fundamentales por los que después de casi once años seguimos trabajando es por los docentes y el feedback que ellos nos dan”, confiesa Margarita. “Este tipo de programas les ayuda a descubrir capacidades y habilidades que no habían descubierto en sus alumnos”, matiza. La cofundadora de Créate recuerda la evolución tras pasar por el programa de Créate: “la alumna tenía problemas de integración por el idioma y tras el proyecto encontró su hueco en el aula. Tenía una capacidad de liderazgo que de otra manera no habría florecido”.
Una experiencia enriquecedora para todos.
“A mí Créate me ha aportado mucho a nivel profesional y a nivel personal”, confiesa Alicia emocionada. Pero el agradecimiento no viene solo de los profesores, también de los mentores –emprendedores que comparten su experiencia con los jóvenes–, de los padres y de los propios alumnos. Iago Campo es un exalumno que participó en el programa de la fundación en quinto de primaria, con 16 años emprendió su primer proyecto y ahora es un joven emprendedor con una gran proyección de futuro. “Pensar en el problema y buscar soluciones creativas, que no tenían que ser soluciones que ya eran conocidas sino buscar tus propias formas de solucionar ese problema”, recuerda y añade: “Para mí, además, esa es la definición exacta de emprender”.
Tal y como dice Isabel: “Si un hijo tuyo pasa por uno de estos programas, aprenderá a mirar de otra manera, a observar, a sentir, a escuchar, a oler… y a experimentar. Cosas que parecen muy obvias pero que, en realidad, en la educación tradicional, no lo son”.